martes, 15 de junio de 2010

octavio


En un día como hoy, mas o menos con la misma temperatura, y casi a la misma hora, Octavio estaba sentado en el patio de su casa tomando mate.
Mientras esperaba un poco para cebarse otro, prestaba atención a la música que salía por los parlantes de su radio, pero sólo para poder concentrarse un poco y tratar de escucharse a si mismo. Va, para tratar de escuchar esa idea que hacía días venía trabajando.
Hoy, no pensaba en que su nombre no le gustaba, ni en su fracaso profesional, ni en la soledad. Hoy, mejor dicho: en estos días, venía pensando en la muerte.
En eso, se cebó otro mate, le dio un par de sorbos, se prendió un pucho, hizo un par de argollas con el humo, y lentamente una sonrisa comenzó a darle alegría a su expresión.
Terminó de tomar el mate, lo apoyó en la mesa, y como si estuviese hablando con alguien, dijo: “¡Eso quiero! Que la última imagen que tenga de mí la persona que me vea morir, sea una sonrisa.

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