Entre días y días
Y semanas y semanas
Y años y años
Mi humanidad transpira
Amasa el pan
del que solo verá una parte
cocina el alimento
del que no probará bocado
Y las caras largas
que se asoman por las ventanillas
de un colectivo de soledades
acompañan mi penar
Por eso, frente a este plato
frente al locro
más solitario de Argentina,
sintiéndome más miserable que nunca,
me obligo a creer en el Amor.
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